jueves, 16 de febrero de 2012

Opio en las Nubes

Opio en las nubes, Ganadora del Premio Nacional de Literatura en 1992, es la única novela públicada del escritor Colombiano Rafael Chaparro. En la línea de autores como Gonzalo Arango y, sobre todo, Andrés Caicedo, el autor refleja una época y una manera de vivir su ciudad (Bogotá). Recurriendo a la poesía, el teatro y el flujo de conciencia, y muy influenciado por obras como Nadja de André Breton y Desayuno en Tiffany's de Truman Capote, Chaparro recurre a tres narradores para contar la historia de sus personajes, todos marcados por la droga, la música rock, el sexo y la derrota como forma de vida. Si bien ignorado por la crítica en un comienzo y nunca editado por editoriales Mainstream, Opio se ha convertido en un libro de culto y es objeto de discusión en un buen número de foros en internet.

La historia se centra en el estilo de vida de distintos personajes cuyas historias reflejan las marcas de su personalidad y la razón por la que ahora se reflejan en las drogas, los bares y el amor hacia el ideal de existir. En esta historia se muestra una narrativa diferente, capaz de envolver al lector y de llevarlo a la mente de un gato con aires de bohemio y de experto en vivir; a la vida traumática del hijo de una presa que sale a vivir por el recuerdo de un padre ausente rellenado por la amistad de un condenado a muerte. Así mismo, evoca en la mente del lector la canción que identifica cada momento en la vida de un hombre cuyo ideal es amar y vivir por la mujer ideal para él, pero quien ha decidido que ese mundo cruel de la sociedad Bogotana no es para ella.

La novela de  Rafael Chaparro  obtuvo el Premio Nacional de Literatura 1992 y en 1999 fue reeditada por la Editorial Babilonia, que también ha publicado Érase una vez el amor pero tuve que matarlo, del escritor colombiano Efraín Medina Reyes; Un beso de Dick de Fernando Molano Vargas; De música ligera, de Octavio Escobar Giraldo y Veinticinco centímetros, de Rubén Vélez.


7:00 A.M.

Rojo o tal vez azul. No sé. El sofá de amarilla 
donde está sentada tiene tal vez esos dos colores. 
Amarilla se fuma un cigarro. Se lo fuma sin afán. 
El humo azul del cigarrillo me envuelve. 
Amarilla me lo echa en los bigotes. Puta mierda. 
Siempre hace lo mismo cuando está deprimida.
 Luego subimos a la azotea y Amarilla abre los brazos, respira y me dice que la mañana está perfecta para suicidarse. Entonces me agarra y me lanza a otra azotea que queda abajo  y yo doy vueltas y vueltas y por mis ojos pasan el cielo azul,  los edificios, las nubes, el sol, las ventanas, los ruidos y finalmente caigo parado en la otra azotea en medio de un poco  de ropa extendida y digo mierda, esta Amarilla es cosa seria. Subo hasta donde está Amarilla y me acurruncho entre sus piernas y pienso mierda, qué rico, me arrepiento de haber pensado ahogarme en salsa de tomate. Comemos galletas de chocolate y miramos la ciudad. 

Amarilla se sienta y lee el periódico. 
Me muestra una noticia de un hombre que mataron por una orinada.


6:00 A.M.
Llega Amarilla de una fiesta y me dice oye Pink ¿cómo vas? Y yo le contesto bien, todo va bien. Salvo mi corazón, todo va bien. Amarilla tiene el pelo revuelto, me acaricia y yo le doy un arañazo en una nalga, como para no perder la costumbre. Amarilla se dirige a la cocina y se prepara un café, mira por la ventana, se acaricia el pelo y dice que la vaina está jodida y yo pienso que en verdad todo está jodido. Los árboles están jodidos, las calles están jodidas, el cielo está jodido. Las palomas están jodidas. Mierda. Yo también estoy como jodido. Me dan ganas de ahogarme en salsa de tomate.


Mierda, los días con amarilla son algo serio. Voy a intentar hacer un horario de esos días llenos de sol, esos días un poco rotos, raros, llenos de humo, un poco llenos de café negro. Voy a hablar en presente porque para nosotros los gatos no existe pasado. O bueno, sí existe, lo que pasa es que lo ignoramos. 

En cuanto al futuro nos parece pura y física mierda. Sólo existe el presente y punto. El presente es ya, es un techo, una calle, una lata de cerveza vacía, es la lluvia que cae en la noche, es un avión que pasa y hace vibrar las flores que Amarilla ha puesto en el florero, el presente es el cielo azul, es una gata a la que le digo eres cosa seria y ella me responde sí, soy cosa seria, mierda el presente es un poco de whisky con flores, es esa canción con café negro, es ese ritmo con olor a tomates, ocho de la mañana, techos grises, téticas con pecas, nada qué hacer I want a trip trip trip mierda, qué cosa tan seria.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Soy Pink Tomate, el gato de Amarilla. A veces no sé si soy tomate o gato. En todo caso a veces me parece que soy un gato que le gustan los tomates o más bien un tomate con cara de gato. O algo así.  Me gusta el olor a vodka con las flores. 

Me gusta ese olor en las mañanas cuando Amarilla llega de una fiesta llena de sudores y humos y me dice hola Pînk y yo me digo mierda, esta Amarilla es cosa seria, nunca duerme, nunca come, nunca descansa, qué vaina, qué cosa tan seria.

Claro que a veces me desespera cuando llega con la noche entre sus manos, con la desesperación en su boca y entonces se sienta en el sofá, me riega un poco de ceniza en el pelo, qué cosa tan seria, y empieza a cantar alguna canción triste, algo así como I want a trip trip trip como para poder resistir la mañana o para terminar de joderla trip trip trip.